Mayo 2010 / NÚMERO 39

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Concurso

Testimonio de Luisa Álvarez  

No había un grito de dolor, sólo un silencio angustioso y yo estaba ahí, mirando los ojos tristes, caras fatigadas por falta de agua y yo estaba ahí...mirando con dolor la realidad devastadora del terremoto.

En silencio bajé del vehículo en el que había llegado con agua, alimentos y remedios y solo dije; “ Dios hizo posible esto" muchos dijeron esto es un milagro, necesitaban remedios, justo lo que yo llevaba, agua con urgencia.

¡San Pedro de la Paz!, Octava Región, yo vivo en Santiago y tengo 70 años y para el terremoto lo primero que hice fue saber donde fue el epicentro y pedirle a Dios que guíe mis pasos, así llegué hasta allá.

Escribo de mi lecho de enferma, al regreso tuve trombosis. Estoy hospitalizada, pero si volviera a tener otra oportunidad, volvería a acudir con un granito de arena a mis hermanas sufrientes.  


El terremoto me dejó una lección de vida debido que yo estaba en Talcahuano de vacaciones cuando ocurrió, pero lo más extraño fue cuando fui el viernes 26 al museo de la catedral de Concepción donde hay una copia del sudario el cual al mirarlo sentí algo en mi corazón como un presentimiento como que algo iba a pasar , en la madrugada vino el terremoto entonces me di cuenta que lo material no es importante en ese momento sino que la familia yo lejos , porque ellos viven en santiago, sufriendo sin comunicación, en ese momento me di cuenta que uno puede tener todo el dinero del mundo, los mejores computadores o celulares , pero eso no es nada cuando no tienes a tu familia al lado, por eso, creo que la lección mas grande es dejar de lado cosas sin importancia y darse tiempo para estar con tus seres queridos.

Karina Molina Rodríguez
Santiago, 26 de marzo 2010 


Todos los meses recibo el periódico, ya sea en la capilla donde voy a misa los domingos o en la estación del metro Tobalaba.

Nunca había participado en su concurso y esta vez me parece interesante opinar sobre este terremoto que sacudió la zona centro sur de nuestro país.

Les cuento primero que este es el 4º terremoto que experimentamos con mi esposa en los 49 años que llevamos casados y en los más de 51 años que nos conocemos.

El primer terremoto que sufrimos fue el del 1960, estábamos pololeando y nos pilló en Temuco, a mí en la calle y a ella en su casa. Yo venía de vuelta de la farmacia donde fui a comprar "agua de las carmelitas” para mi cuñada que ya se afectó con el primer remezón.

Como estudiante universitario e integrante de la Acción Universitaria Católica colaboré en la clasificación de la ropa que llegó de ayuda de todo el mundo en ese entonces. Ya experimenté la solidaridad de las personas y en cierta manera fui útil a mis semejantes.

En 1971 experimentamos en el terremoto en Santiago. Ya estábamos casados y con 5 hijos, mi esposa esperaba el 6º y lo perdió con el susto.

En 1985 experimentamos el otro que se sintió fuerte en Santiago. Estábamos en el camino a Farellones km. 5 en un hogar de menores donde trabajábamos.

Y ahora este que ha sido el más fuerte después de el del 60.

Dentro de la desgracia de ver tanto sufrimiento de tantos hermanos chilenos, vi con inmensa alegría la fuerza de los chilenos para colaborar y ayudar a que salgan adelante los hermanos en desgracia.

A pesar de que pareciera que la gente de este siglo cada vez la veo más frívola, en los momentos de ver la desgracia ajena vuelve a reaccionar como la gente que conocí cuando era adolescente en el año 1960. 

Atte.

José Jorge Alarcón Oliva
jose.alarcon.oliva@gmail.com 


Primero que todo quisiera darlas gracias a Dios porque a mi familia directa no le pasó nada. Sólo daños materiales que con el tiempo se recuperan.

Creo que lo sucedido el 27 de febrero de 2010, fue un acontecimiento, el cual, marcara nuestras vidas. Por mi parte, primera vez experimento este suceso de tal magnitud se que es difícil que las personas afectadas logren consuelo y superar sus perdidas que no tan solo fueron materiales sino también vidas humana que afectaron en lo emocional.

Creo que todo tiene su recompensa y su optimismo y fe, ya que se vio reflejado en el día de la Teletón (Chile ayuda a chile ), cuando se vibró de alegría en cada momento que se acercaba a la meta por un fin que no acaba aquí.

Me siento enriquecida y feliz de pertenecer a este país, me llena enormemente de felicidad. Sólo espero que cada día sea esperanzador y lleno de cosas positivas ya que hay que dar el primer paso para lograr la unión y hacer sentir protegidas y acompañadas a las personas afectadas por la naturaleza.

Daniela Fuhrop LLanca
dany-akira8Hotmail 


Terminábamos las vacaciones en Algarrobo, a esa hora festejábamos los felices días vividos, cuando…primero la oscuridad, luego casas y árboles que se movían descontroladamente, tejas caían, paredes chirriaban, la tierra parecía que se abriría. Mi familia abrazada  comprendiendo en pocos segundos la pequeñez humana y  la grandiosa fuerza divina del creador, haciéndonos recapacitar, demostrándonos que la vida es sublime, maravillosa, una bendición, lástima que solo en estas circunstancias la apreciamos y lo penoso que muchas personas solo en estos instantes se acuerdan de que existe un ser superior que los concita en un coro gimiente:”sálvanos Señor Dios mío”. 

Patricio Provoste
pprovoste@vtr.net 


Mi mamá, mi hermana y yo vivimos este movimiento  en nuestro segundo piso  de la casa es una casita de madera nos quedamos juntitas las tres en la camita de mi hermanita con mucho susto, pero rezando y confiando en diosito, después que terminó el terremoto nos dimos cuenta que se había caído todo los libros los roperos  era todo un caos, bajamos muy asustadas y nos dimos cuenta que se nos había caído la muralla del comedor y lo único que quedo de pie fue un pedazo de pared y el cuadro de la última cena. Fue muy impactante todo, pero gracias a Dios estamos muy bien.  

Jocelyn Ríos 


El terremoto  me dejó una gran variedad de lecciones, tanto personales como familiares, partiendo con las personales se podría decir que he aprendido muchas cosas al ver por televisión he notado que si tiembla no tiembla para sola una persona, sino que el piso se le mueve a cada uno de los chilenos y chilenas que estuvieron en el país. Como familia, entre todos descubrimos que si uno solo ayuda nadie va a poder salir adelante, sino que todos tenemos que poner un poco de esfuerzo y Dios con esta señal que nos ha dado no los va a agradecer a cada uno.

Raimundo Hederra
raihederra@hotmail.com 


Mi mamá siempre me dice cuando salgo donde algún amigo  una fiesta, sacaste los documentos, cuídate no te metas en problemas y todo eso… pero nunca me dijo cuidado con el terremoto,  porque uno nunca sabe qué te puede pasar, y ese día justo me fue a buscar a la casa de una amiga, y así mismo fuimos a buscar a mi hermana donde una prima y vivimos el terremoto en familia, y lo que aprendí es que siempre hay que estar listo, preparado, y como dijo un sacerdote amigo, “ojalá me pille confesado”, estar listos, pero no para evitar daños físicos que puedan causar las catástrofes naturales, sino para afrontarla como Dios manda, confesado, limpio de corazón, que el día en que me pida cuenta de los talentos que me dio, no sea como el trabajador que mantuvo escondido el suyo, hacer todo por voluntad de Dios, cuidar lo de uno, “mantenerlo útil”, y cabe mencionar que acordarte que siempre hay alguien peor, gracias a Dios en mi casa solo se rompieron platos y vasos, pero fue ahí mismo donde dije, hay alguien peor, y todo ese fin de semana fui retirando escombros desde la casa de amigos, junto a ellos, fuimos a la capilla a ver como quedó, y nos dolió ver los focos en el suelo, pero nos alegró saber que teníamos un lugar donde dormir, un lugar donde celebrar al Señor.

Y como dijo el Cardenal, “PRIMERO ELLOS, DESPUES NOSOTROS”

Esteban Silva A.


El terremoto nos deja que si creemos en Jesús y le pedimos que nos cuide el lo hará y el terremoto nos deja otra enseñanza que la gente que no cree en él se convierta y crea y también una tantas pruebas del Señor.

Atte
Daniel Vallejos,
14 años


Salí del dormitorio, abracé a mis hijos y rezamos…

Vino a mi mente una persona muy querida que se encontraba en el hospital… un anciano indefenso y casi moribundo (que hoy descansa junto al Padre) pronto comenzó una quebrazón de cosas, dije a mis hijos: “es terremoto” y seguimos abrazados rezando.

Desde ese día  nuestra vida cambió, la fuerza de la naturaleza estremeció también nuestro espíritu y nos dejo una gran lección de amor, de fe y esperanza, nos mostró lo frágiles que somos, nos mostró que nada es para siempre solo la misericordia y el amor de nuestro Padre.

Unidos en la oración,

Patricia Clavelle Rojas

 


Este terremoto ha sido para mí, no sólo un remezón terrestre, sino que también uno del corazón. Aunque se insiste en explicar científicamente las razones del sismo, tales como el acomodamiento de placas subterráneas, yo estoy segura que Dios nos ha demostrado, con esta desgracia que Él y sólo Él tiene el control absoluto sobre nosotros.
Producto del sismo han aflorado las más diversas reacciones del ser humano, unos infinitamente bondadosos y solidarios ante la desgracia ajena y otros de una bajeza sin límites, como los saqueadores.
Este remezón interno me ha servido para detenerme en esta agitada vida de consumismo y pensar en toda mi familia, en los que amo. En que lo material se destruye y desaparece de un momento a otro.
Esa noche, bajo el umbral de la puerta, abrazados con mi esposo y mis dos hijas, sólo atinamos a rezar y rogarle a Dios por nuestras vidas, ya que estábamos en sus manos.
 
Ana María Pichara.
 annypichara@hotmail.com


Entre una mezcla de desolación inesperada y una quietud cristalizante,
yo, sobreviviente a este terremoto en un 5to. piso de hospital...  veo lo que viene y lo que nacen, las esperanzas de mi pueblo que mira hacia el horizonte,  aguardando el trozo de pan...  aquel que imploramos en el Padre Nuestro... no sabemos como, pero  nos cae como el Maná.
Hoy digo "Alto". ¿Estoy viviendo demasiado a prisa sin degustar los sabores
en mi paladar?  Todo toma un color distinto, mis prioridades al fin están en orden, Cristo lo es todo .Si él está conmigo, ¿A quién he de temer?
 
Catalina Garrido A.
Capilla Padre Hurtado
Parroquia Pedro Bonilli
Puente Alto.


No había un grito de dolor, sólo un silencio angustioso y yo estaba ahí, mirando los ojos tristes, caras fatigadas por falta de agua y yo estaba ahí...mirando con dolor la realidad devastadora del terremoto.

En silencio bajé del vehículo en que había llegado: con agua, alimentos y remedios y solo dije; " Dios hizo posible esto" muchos dijeron esto es un milagro, necesitaban remedios, justo lo que yo llevaba, agua con urgencia.

¡San Pedro de la Paz!, octava región, yo vivo en Santiago y tengo 70 años y para el terremoto lo primero que hice fue saber donde fue el epicentro y pedirle a Dios que guíe mis pasos, así llegué allí.

Escribo de mi lecho de enferma, al regreso tuve trombosis, estoy hospitalizada, pero si volviera a tener otra oportunidad, volvería a acudir; con un granito de arena a mis hermanas sufrientes.

Luisa Alvarez
Fono: 6-8294467