Página sin nombre
Edición NÚMERO 61
Marzo 2012

Padre Fernando Montes:

El movimiento estudiantil es expresión de un malestar con un modelo de sociedad

El rector de la Universidad Alberto Hurtado espera que, para que se logre un acuerdo nacional en educación,  “haya por parte de los actores una visión de bien común, una voluntad de diálogo y de cambio”.

 

¿Qué sensación le dejó el movimiento estudiantil durante el año 2011? ¿En qué se avanzó en el tema educacional y qué cosas quedan aún pendientes por resolver?

Ante el movimiento tuve un doble sentimiento: mucho acuerdo en el fondo y distancia en alguna de las formas que terminaron ahondando los problemas. El movimiento tuvo el mérito de poner un problema muy real y profundo que Chile no ha solucionado: la calidad y justicia en el sistema educacional. Creo, sin embargo, que lo más hondo del movimiento estudiantil que ha sido asumido por la ciudadanía radica no sólo en un malestar frente a temas educacionales, sino también frente al modelo de sociedad y de país, que es terriblemente individualista, competitivo, centrado exclusivamente en lo económico y que, al privilegiar un mercado desregulado, genera muchas diferencias. Chile quiere crecer económicamente a un precio humano muy costoso y eso está en el fondo de los malestares. Tal vez por eso los propios estudiantes fueron cambiando el centro de sus peticiones: de la calidad al lucro, del lucro a la gratuidad, hasta un cuestionamiento y desconfianza hacia las instituciones que la democracia de transición se ha dado.

Me parecen justas las demandas de equidad y calidad, pero rechazo las tomas prolongadas que inciden en la calidad de la educación, y sobre todo cuando éstas están acompañadas de destrucción de instalaciones, como pasó por ejemplo en la Universidad católica del Norte y en muchas otras casas de estudio. Este camino daña sobre todo a los más pobres y que no tienen otros caminos para recuperar lo perdido. Duele que en las manifestaciones se hayan infiltrado sistemáticamente elementos que introducían la violencia y la destrucción. Ésos elementos manifiestan sobre todo su malestar tal vez justificado pero no proponen soluciones a los problemas. Los organizadores, si son responsables, tienen que de algún modo prevenir esta infiltración que daña la trasparencia de las demandas y los procesos.

Creo que el gobierno no tuvo los instrumentos y la destreza para instituir un diálogo eficaz y en general el mundo político demostró en esto también su debilidad persiguiendo más los acomodos que las soluciones.

Me parece terrible para la educación pública que muchos papás se hayan desilusionado por la prolongación de los paros y quieran sacar a sus hijos de dicha Educación. Esto no debe repetirse.

Ciertamente se avanzó en la conciencia de los problemas. Hubo algunas soluciones parciales en becas y créditos para alumnos de menos recursos. Hay varios proyectos en discusión pero muchas soluciones de fondo no están todavía abordadas como, por ejemplo, el problema de la institucionalidad en educación superior.

Llamado a los diferentes actores

¿Cómo ve el debate educacional y el conflicto estudiantil para este año 2012?

Tenemos muchos interrogantes… esperamos que haya por parte de los actores una visión de bien común, una voluntad de diálogo y de cambio. Luego de unas primeras declaraciones de los dirigentes recién elegidos hemos apreciado progreso en una visión política más madura. Espero que se puedan aíslar aquellos elementos que radicalizan el movimiento sin objetivos precisos, expresando más su rabia tal vez legítima que su voluntad de encontrar soluciones. Espero también que se erradique la violencia de las manifestaciones y que se eviten absolutamente los paros prolongados que terminan en un daño irreparable en la calidad de la educación. En esto son responsables las autoridades y los estudiantes. Quisiera ver de parte de los rectores de todas las universidades una voluntad de superar prejuicios para llevar adelante una colaboración sincera en la búsqueda del bien común con visión de país y no en defensa exclusiva de los propios intereses por correctos que sean.

En ese contexto, ¿por dónde deberían ir las pistas para llegar a un acuerdo que mejore la calidad y la equidad de nuestro sistema educacional?

Es imposible abordar todos los temas. Por lo pronto hay que precisar lo que se quiere, jerarquizar las demandas, proponer plazos y pasos concretos. Querer alcanzar todo el primer día es finalmente detener la marcha. Hay que asegurar la cobertura total en la educación prescolar y velar por su calidad. Es fundamental que la educación pública estatal y los colegios subvencionados que no reciben dinero de los padres tengan un trato preferente y exigencias para mejorar radicalmente su calidad. Hay que llevar ahí a los mejores profesores y mejores directores. Hay conciencia que debe revisarse la estructura municipal sobre todo en aquellos lugares donde el tamaño y la falta de recursos de ciertas municipalidades hacen imposible asegurar la calidad de la gestión educacional. Tiene que haber una profunda concientización de los profesores y del colegio de profesores para que ponga el centro de sus preocupaciones a los estudiantes y no sólo las defensas corporativas por justas que ellas sean. El espectáculo dado por el colegio de profesores no ha sido edificante. Obviamente que esto debe acompañarse de un cuidado de la carrera docente para que ella refleje realmente la importancia que la educación tiene en la marcha del país. Dado que la situación económica, social, y educacional de los padres es un factor muy importante en el resultado de la educación de los niños hay que apoyar a los medios más carenciados con políticas adecuadas que introduzcan la participación de los padres.

 En el orden universitario es obvio que hay que revisar los criterios de acreditación e introducir más trasparencia. Hay que profundizar la equidad en la entrega de recursos para que haya igualdad de trato en los estudiantes según su necesidad y su competencia para estudiar. Es un paso importante la creación de una superintendencia.

Usted ha vertido ciertas críticas al Consejo de Rectores (CRUCH) por el rol que éste ha tenido en el debate en marcha. ¿Hacia dónde apuntan esas críticas?

A centrar la discusión en sus propios intereses sobre todo económico más que en una visión de bien común en torno a los grandes problemas de la educación. Con bastante simplismo algunos factores han mirado los defectos de la educación privada con muy poca autocrítica en uno al educación que imparten muchas universidades del Consejo de Rectores.

¿Cree que la educación debe ser gratuita para todos, o bien plantea que aquellos que pueden pagar por ella lo hagan?

En las circunstancias reales del país hay que poner prioridades. Aunque el ideal para mi es la educación gratuita universal y de buena calidad… ese es un ideal que en el actual momento de Chile nos parece justo. Ciertamente hay que dar los medios reales a los todos los que tienen cualidades para estudiar sea en forma de beca para lo más pobres o en forma de créditos razonables con condiciones de pago que no sean destructivas para los profesionales en sus primeros años de trabajo. Es justo que un profesional devuelva a la sociedad los que de ellas recibió y que le permite tener mejores sueldos.

¿Qué opinión tiene del lucro en la educación?

No acepto que legalmente se diga una cosa y se haga lo contrario. En Chile la educación superior universitaria no tiene fin de lucro y esto no es verdad. Eso genera desconfianzas por la deshonestidad, y dificulta el análisis a fondo de las cosas. En Chile y en coherencia porque en la educación de los centros de formación técnica e institutos profesionales pueden tener fin de lucro y las universidades no. Cuesta entender la coherencia de esta situación.
No creo que una institución educacional pueda tener como fin primario el lucro como lo tiene una empresa comercial. En fin primario de una institución educacional debe ser la educación y debe ser juzgada por criterios de calidad educacional y no por criterios económicos. Es posible sin embargo que haya una justa retribución a los sacrificios y los aportes que se hacen, siempre y cuando todo sea transparente y se paguen los impuestos correspondientes. El problema sin devenir fondos del estado a ese tipo de instituciones. En todo caso, los usuarios deben saber sepan a qué tipo de institución están postulando. –

Es además necesario transparentar todo el sistema porque, como he manifestado con pruebas en más de una ocasión, hay instituciones aún estatales que tienen múltiples actividades lucrativas (fundaciones, sociedades comerciales, etc.), sin ser totalmente transparentes.

La educación como bien público

Usted ha planteado que la educación es un bien público, independiente de la naturaleza de la institución que la provee a la sociedad, ¿considera entonces  que los recursos del Estado deben ir a todas las universidades que lo necesiten?

En una sociedad democrática no debe haber diferencias injustificadas. En Chile hoy hay universidades privadas que reciben importantes aportes directos del Estado por pertenecer al Consejo de Rectores aunque son ellas privadas. No se entiende por qué si hay otras que prestan un servicio público de calidad  no puedan recibir el aporte estatal en igualdad de condiciones.
Yo sería muy firme en poner condiciones de verdadero servicio público y de calidad y en la rendición de cuentas de los dineros recibidos. Hay universidades que hoy no dan cuenta de los aportes basales que recibieron del Estado.

Hasta el momento las demandas de los universitarios, específicamente de la Confech, han acaparado la atención de los medios y de la agenda política. ¿Qué pasa con la educación preescolar y escolar con miras a lograr mayor calidad y justicia educativa?

Me parece sumamente grave que la Confech pueda desviar la atención de la visión de conjunto que debe obligarnos a dar absoluta prioridad a la educación preescolar y escolar para que sea de calidad, no discriminatoria y universal. Es delicado, por el poder de presión de la Confech, que sólo defienda  descuidando a los estudiantes de universidades privadas y sobre todo descuidando los otros estamentos de la educación. En esto es fundamental que no haya ideologismos baratos y que no se acuse universalmente a la educación privada de discriminación y mala calidad cuando hay universidades del Consejo de rectores que pueden ser acusadas también de esos abusos. Una institución no es buena por ser estatal o privada… hay que verla en su mérito y en su verdad. He oído a dirigentes estudiantiles decir que un título de universidad privada no vale nada…. cuando todos sabemos que hay universidades privadas muy reconocidas lo que no siempre, por desgracia, se da en todas las universidades estatales.

Respecto a la universidad que usted dirige, ¿existe un apoyo para aquellos alumnos que, viniendo de colegios de sectores socioeconómicamente vulnerables, han tenido un buen desempeño en la educación media?

Hacemos un enorme sacrificio para apoyar alumnos que vienen de quintiles más bajos. Según la revista América economía somos una de las universidades más inclusivas del país. Hemos sido firmes en la defensa del criterio del ranking de los estudiantes en su educación Media como un modo de corregir las diferencias sociales. Un alto porcentaje de nuestros estudiantes recibe Beneficios que apoyan el esfuerzo por estudiar. La Universidad Alberto Hurtado no tiene fin de lucro y desgraciadamente no recibe aportes estatales, ni sus alumnos reciben créditos solidarios de parte del estado.


Usted ha apoyado públicamente gran parte de las demandas estudiantiles, incluso participó en marchas el año pasado.  ¿Cómo abordó la dirección de la Universidad Alberto Hurtado la toma y el paro que afectó a esta casa de estudios?

Hemos sido consecuentes y coherentes. Estamos de acuerdo en la mayoría de los objetivos pero  no nos parece que la violencia, y menos si es ejercida por minorías, se imponga como camino universitario de solución a los problemas. Una Universidad aporta precisamente con soluciones bien pensadas y factibles. Los largos paros y las tomas terminan afectando sin retorno la calidad, que es uno de los elementos que los estudiantes están pidiendo. En América Latina, a diferencia de otros países, se ha abusado de paros y tomas como primera aproximación a los problemas.  La violencia es la negación misma del espíritu universitario de diálogo y reflexión intelectual. Habíamos sido claros previamente en que no aceptaríamos el camino de la violencia y que, aunque no era nuestro deseo, haríamos recurso a  la fuerza pública, que es la manera que una sociedad civilizada tiene para encarar este tipo de problemas. Uno renuncia a hacerse justicia por sí mismo porque hay una autoridad a la cual uno puede recurrir. Veo que muchas universidades terminaron acudiendo a este recurso. Como habíamos advertido previamente, antes de 24 horas luego de intentar en vano alcanzar un acuerdo por el diálogo, llamamos a la autoridad .El desalojo se produjo en absoluta calma y en esto yo agradezco también el modo como se comportaron los estudiantes que ocupaban la Universidad. En un deseo profundo de mantener un diálogo no tomamos posteriormente represalias ni hicimos recurso al reglamento de disciplina. Pudimos terminar el semestre y el año en orden y en paz.

Usted dirige una universidad privada que está inserta en el “mercado de oferta educativa” y donde se educa, al igual que en todas las universidades,  para insertarse en el mercado laboral. En ese contexto, ¿cómo hacen carne el lema ignaciano “Entramos para aprender y salimos para servir”?

Es muy delicado poner como criterio de calidad universitario finalmente los sueldos que se reciben en el trabajo que tienen los ex alumnos. Hay que formar grandes profesionales, pero cuyo criterio fundamental de trabajo no sea ganar más, sino responder a las mayores necesidades del país y sobre todo a las exigencias de los más necesitados. La educación, el servicio público, etc. no siempre son trabajos bien remunerados y se necesita allí que haya gente de primera calidad. Esperamos poder contribuir a un cambio de criterio donde el servicio bien hecho sea un objetivo a alcanzar y no sólo el dinero.