Febrero 2009 / NÚMERO 24

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Eduardo Valenzuela, director de la escuela de sociología de la PUC:
Santa Teresa y el Padre Hurtado son ejemplos de gracia y virtud

¿Cómo caracterizaría la devoción a los santos en Chile?

La devoción a los santos hoy en Chile tienen mucho que ver con el santuario de Auco y con el Padre Hurtado. Eso ha hecho renacer la devoción de santos en el país. De hecho santa Teresa y el Padre Hurtado concentran una parte muy importante de la devoción de santos. Si uno le pregunta a la gente si se encomienda o no a santos, los que te dicen que sí lo hacen son, en una proporción importante, a estos santos.

De hecho, algunos evangélicos también creen en los santos…

Hay un segmento pequeño de los evangélicos, entre un 15 y un 20%, que conservan muchas creencias y hábitos de los católicos. La conversión evangélica no siempre es completa y consistente. Hay mucho católico que se pasa a las iglesias evangélicas por cosa de oportunidad y conserva creencias católicas, en particular hacia la Virgen. Pero también santos como Teresa y el Padre Hurtado impactan al mundo evangélico de manera significativa.

¿Cómo describiría la devoción a san Expedito?

Es particular en este contexto. En la santidad hay dos cosas, la gracia, por eso la gente invoca a los y la virtud, los santos son modelos ejemplares de virtud cristiana. Esas dos cosas van íntimamente unidas en la devoción a los santos. De repente sucede que la santidad se desequilibra hacia uno u otro lado y hay santos que son pura gracia sin ser un modelo ejemplar de virtud y de pronto hay otros que son pura virtud. San Expedito es el caso de un santo que es eficaz en la gracia y que no sabemos nada de quién era ni qué virtud tuvo, a diferencia de santa Teresa y del Padre Hurtado. Por eso es que san Expedito es popular, porque en general la religiosidad popular está más cargada a la gracia que a la virtud. De pronto aparecen devociones de santos que tienen que ver con esto.    

¿Cómo educar a las personas para que las mandas no sean vividas como una compra-venta?

En todo esto hay reciprocidad. Siempre ha habido. Un poco de dar y recibir hay en la experiencia religiosa. El fiel va con la esperanza de recibir algo a cambio y muchas veces eso se confunde con la relación económica, como alguna vez fueron las indulgencias, pero no creo que sea el elemento central. Vivimos en una economía monetaria, entonces no me extraña que el sacrificio físico sea reemplazado por el dinero, que también es una forma de sacrificio porque es dar de lo de uno.

Lo otro interesante de san Expedito es la rapidez. La reciprocidad corta tiene que ver con la actitud moderna sobre el uso del tiempo. La gente no tiene tiempo para esperar. Vive apurada, en el corto plazo, con las necesidades como urgencia. En ese sentido san Expedito está bien situado por el uso del tiempo. Da “al tiro”, sin demasiada demora. Es como cuando uno compra algo, uno no tiene que esperar un año para tenerlo. Hablando sociológicamente es un santo que tiene grandes adeptos en las ciudades.

¿Qué hay de bueno y qué de reprobable en la devoción a los santos?    

La gracia siempre ha estado situada en un concepto de reciprocidad, de dar para recibir. La experiencia religiosa está situada allí. Lo que pasa es que la gracia tiene que estar relacionada con la virtud y cuando se divorcian por completo se puede caer en excesos, se puede corromper la relación con Dios. Esa relación pasa por un comportamiento justo, con el trato a los demás, tiene una dimensión moral y no sólo religiosa. Un exceso es la gracia sin virtud, es decir, ese fiel que va a pedir algo salga, pague el favor y siga comportándose como antes en su vida cotidiana. Ese es un peligro real, que no haya en esa devoción una experiencia de evangelización real, de conversión. El otro peligro está en el otro extremo: virtud sin gracia, que es moralismo y pensar que podemos ser justos y buenos sin la ayuda de alguien. Hay dos extremos: el de la beatería y el de la pura gracia. Lo importante es hacer equilibrio entre gracia y virtud y que logra muy bien santa Teresa y el Padre Hurtado. No te puedes acercar a él verdaderamente sin conocer su amor por los pobres, su obra misionera; no se puede pasar por alto eso. Uno no se puede acercar a santa Teresa sin conocer su pureza y valentía. Lo importante es que en los santos exista gracia y virtud juntas. Eso es evangelizador.

¿Hay diferencias etarias en torno a la devoción de santos?

En general la experiencia religiosa es siempre más fuerte entre los adultos que en los jóvenes. Hay dos explicaciones complementarias: es un asunto de la edad, porque es la experiencia en general de todos: entre los 20 y los 30 hay una transición, una caída a veces irrecuperable y en otras se recupera cuando llegan los hijos. La segunda explicación es que es algo generacional, que la nueva generación entra con niveles de prácticas y creencias religiosas más bajas que la antigua generación. Es algo que no sabemos muy bien, pero seguramente hay de las dos cosas. Aún así los niveles de adhesión a la religión son bastante interesantes entre los jóvenes si uno los mide respecto a su desconfianza en la política o la lealtad a la nación. La relación de los jóvenes con la religión está todavía viva y es mucho más consistente que otras.

El sentimiento religioso siempre es mayor en mujeres que en hombres en el mundo católico. La iglesia pre conciliar era mucho más una iglesia de mujeres que hoy. El concilio incorporó mucho al hombre en la Iglesia y la brecha se ha ido cerrando y la mujer es más religiosa. 

¿Cuál es la diferencia entre al devoción a santos entre Latinoamérica y Europa?

La devoción a los santos patronos es muy europea. Entre nosotros ha prevalecido siempre la devoción mariana. El culto a los santos es un pilar de la religiosidad europea, así como la devoción mariana es fundamental acá. En cierto modo y principalmente porque la santidad vernacular o propia es escasa en Latinoamérica. Tenemos pocos santos que hayan bendito nuestra tierra. En el santoral, los santos americanos son una ínfima minoría. La devoción a  los santos nunca ha sido tan potente. En Chile se ha revitalizado con santa Teresa y con Alberto Hurtado, in embargo siempre ha existido una fuerte la devoción mariana. 

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