Edición NÚMERO 47
Enero 2011

Milenka Rojas

Una sirena de alto rendimiento

“Cuando recién comencé a nadar le dije a mi papá que yo quería dedicarme a esto. Estaba llena de sueños y metas a esos 9 años recién cumplidos. Para mi desdicha me dijo que no. Me explicó que en este país no se ganaba dinero con el deporte, que difícilmente se podía hacer de esto una profesión porque no existía la ayuda necesaria, y que solo apoyaban el futbol. Me dijo que este deporte me iba a traer experiencias muy lindas y por sobre todo la posibilidad de ir a la universidad, posibilidad que sería inalcanzable de no ser por una beca, ya que no existen los recursos económicos. Me dijo que esto no iba a ser fácil pero, nunca pensé que tanto…”

“Tenía 9 años y entrenaba en el lago, aunque estuviera nublado, jugaba a competir con mis primos y mis hermanos. Salía prácticamente congelada del agua, con los labios morados, pero eso era lo que me encantaba, así que me daba lo mismo. Después de un tiempo dejó de ser divertido, ya que había mejorado notoriamente y mis hermanos y mis primos ya no me acompañaban, no me podían alcanzar. Cuando llegué a Santiago me di cuenta que iba a tener que esperar hasta el otro verano para volver a nadar. Por noviembre mi papá se consiguió la piscina municipal de Quilicura y comencé a tomar esto muy enserio. Mi entrenamiento era muy básico, ya que no tenía entrenador. Daba todas las vueltas que pudiera. Ese fue mi primer gran obstáculo, pero, como llegado del cielo, apareció un profesor que dijo poder ayudarme. Comenzó a hacerme trabajos que nunca había hecho y  me encantó”.

“Ese verano y cuando tenía 10 años hice mi primer récord que fue nacional en travesía. Lo que para mí seguía siendo un juego empezó a cambiar. Ahora me daba frío, sentía las corrientes heladas y veía a otros jóvenes entrenar en la playa,  pero con unos trajes para el frío. Le pregunté a mi papá que si él me podía comprar uno de esos. Cuando supimos el precio me dijo que siguiera entrenando así no más (ja ja ja). De todas maneras es triste darte cuenta que los que tienen más recursos pueden hacer algo tan simple como entrenar más tiempo y de esa manera mejorar más, ya que tenían un simple traje. Tiempo después y no me acuerdo cómo, me regalaron uno. Era delgadito, pero en algo ayudaba”.

“Cuando llegué a Santiago estaba en un club formado de puros jóvenes. De entre ellos yo era la más chica, pero la que más resistía. Cuando llegó mayo y yo quería seguir entrenando, pero no se podía: la piscina no tenía techo y el agua estaba a unos 8 grados. El traje que tenía no me podía ayudar. Mi papá se colocó en campaña y consiguió dinero, se contactó con un caballero que traía unos trajes muy buenos desde Estados Unidos. Después de tanto pedir ayuda, molestar a gente, golpear puertas, me consiguió el traje que me quedó perfecto”.

“Al principio me sentía feliz, pero después me di cuenta de algunas cosas. Primero, que la natación ocupaba mucho espacio en mi día, que antes jugaba con mis amigos en la calle y que ahora las muñecas y los juguetes los había cambiado por trajes de baño y lentes. Me di cuenta de que esto iba en serio, por lo tanto experimenté la presión de tener que responder a lo que mi papá había hecho por mí. Ya no podía volver atrás, no porque ellos me obligaran a hacerlo, sino porque me sentía responsable de todo el sacrificio y el tiempo gastado en mí de parte de toda mi familia”.

“Mi papá tenía que contratar botes para acompañarme a entrenar al interior del lago. Tenía que levantarse temprano para acompañarme a entrenar, mi mamá para darme el desayuno… Todos de alguna forma se tuvieron que adaptar a mí. Logré otras travesías y el reconocimiento de la gente. Los aplausos te hacen sentir especial, que puedes lograr las cosas. Mi papá me había dicho que él me iba a hacer famosa, pero no le creí hasta que me vi en el diario”.

“A los 11 años no podía entrenar nuevamente en los meses de invierno. Cuando llegué a mi colegio me comencé a dar cuenta que no pasaba tan desapercibida, que los profesores se interesaban por lo que yo hacía y eso me trajo problemas con mis compañeros, a los que les encontraba toda la razón. De alguna manera toda la vida me han tratado diferente aunque digan que no. Esto no sólo para bien, sino que también me molestaba. Si estaba jugando a algo indebido a la primera que retaban era a mí, porque se supone que yo debía ser un ejemplo… Todas estas cosas me hicieron madurar más rápido que el resto y desarrollar una gran personalidad, ya que fuese quien fuese y hasta el día de hoy les contesto con argumentos lo que a mí me parece mal. Madurar no es malo, pero  creo que hay que vivir cada etapa de la vida y yo me salté varias. Cuando los periodistas me hacían preguntas sobre mis nuevos desafíos me sentía presionada a decir cosas coherentes. Al principio me fue difícil, pero después me acostumbré y los periodistas se asombraban con mi forma de hablar y me preguntaban varias veces mi edad. De hecho hasta el día de hoy no me creen que voy en tercero medio”.

“A medida que iba creciendo se me hacia más difícil estudiar y entrenar. Siempre prefería entrenar y, a pesar de que no me iba mal en el colegio, me podría haber ido mejor. pensaba yo sin tanto tiempo ocupado en entrenar. Hoy me doy cuenta que no es así, que se puede hacer dos cosas a la vez (por lo menos cuando estás en el colegio) La natación me enseñó a ser disciplinada y ordenada en mis horarios, algo que me ha ayudado a tener éxito en las cosas que me he propuesto”.

“A los trece años me sentía una joven, todo en mí empezó a cambiar y de alguna forma mis prioridades también. Me vino una crisis, ya no quería nadar, me preguntaba para qué tanto sacrificio si cuando hacía lago importante salía en la tele 1 minuto, en el diario en un espacio chico y después nadie más se acordaba de mí y yo…tenía que seguir entrenando. Mis prioridades habían cambiado, quería salir más con mis amigas, ocupar la mañana para dormir hasta tarde, comer chatarra, dormirme a las 3 de la mañana, etc. Cuando intenté dejarlo me di cuenta que no podía, que fue, era y seguiría siendo lo mío, que era indiscutiblemente lo que era mi vida. Cuando no nadaba me estresaba fácilmente, me aburría, me enojaba”.

“La piscina en la que entrenaba seguía sin cúpula, pero en vez de esperar a que pasara el frío, entrenaba con traje. Mientras todos estaban en sus casas viendo tele, calientitos, tomando once, regaloneando con sus familias. Mientras todos estaban celebrando Semana Santa, Fiestas Patrias, Navidad, Año Nuevo, fin de semana largo descansando en la playa, yo me  encontraba nadando, entrenando en aguas heladas. Todo esto era soportable porque mi entrenador me acompañaba y mis compañeros estaban en las mismas, aguantándose igual que yo”.

“Cuando por fin terminábamos y salíamos casi gateando, adoloridos, cansados, agotados, soñando con un tecito calientito, entrábamos alegremente a los camarines riéndonos y comentando lo que había sido el día. Abríamos el agua de la ducha y nos gritaban que no había agua caliente. Muchas no se abañaban porque preferían hacerlo en sus casas, pero mi familia -compuesta por 5 hermanos y mi papá que trabajaba vendiendo cuchuflís en la calle- no siempre tenía algo tan indispensable como agua caliente y había que cuidarla. Así es que cerraba los ojos y me bañaba aguantando la respiración. Para hacerme la chistosa empezaba a gritar como loca y a cantar. Todas mis amigas se reían y al final terminaban bañándose con migo. De esa forma no era tan triste”.

“Llegaba a mi casa muerta de cansancio y como éramos tantos siempre había que ordenar la casa. Así es que el cansancio se tenía que ir y no quedaba nada más que ayudar. Después de todo esto no se me pasaba por la cabeza salir a conversar o a carretear de ninguna forma”.

“Un día mi papá nos llevó a conocer a un tío que vivía en el campo para el lado de Colina. Eran agricultores así es que fuimos en el cacharro de mi papá, quedamos plomos de tanta tierra. Cuando llegamos nos estaban esperando, nos enseñaron dónde trabajaban. En un galpón había una “piscina” si es que se le puede llamar así, donde lavaban las espinacas, lechugas y todo eso. Mis primos se tiraron a bañarse como si nada, así que yo los seguí. De largo era más o menos unos 30 metros y de ancho 2 metros. Era realmente asqueroso, en el fondo estaba lleno de barro, el agua estaba aparte de helada muy sucia, pero eso no fue impedimento para jugar y cuando quedé sola aproveché de entrenar. Esa fue mi piscina por algún tiempo, después no fuimos por que quedaba muy lejos. Era chistoso ver como todos los trabajadores me quedaban mirando cuando nadaba y cuando salía me regalaban una alcachofa (ja ja ja)”.

“Cuando quedamos sin piscinas fuimos a buscarlas y encontramos un canal que era más asqueroso que el resto, pero que servía para nadar. Esto me trae pésimos recuerdos, porque el agua tenía olor a podrida y salí vomitando, así es que no fuimos nunca más. Encontramos otras piscinas, carísimas y otras que estaban prácticamente botadas. Las pedimos y las mejoraron para mí. Obviamente no eran lo mejor, pero era eso o nada. De hecho me acuerdo cuando fuimos a Conchalí a una piscina preciosa. El lugar era perfecto, pero estaba rodeada de poblaciones como en la que vivo yo, con la diferencia que allá nadie me conocía. Justo había una cancha de fútbol cerca donde estaban paleando con cuchillas. Se pasaron a la piscina. Yo y mi papá no sabíamos qué hacer. Después unas personas se tiraron al agua y cuando se sacaron las poleras vi que estaban llenos de cicatrices y tatuajes. No creo equivocarme al decir que estaban bajo la influencia de las drogas. El guardia nos recomendó irnos, ya que él no podía hacer nada. Claro, tenía familia”.

“Entre todo esto me había propuesto cruzar el canal de Chacao y quitarle los títulos al “Tiburón” Contreras. El agua era heladísima así que había que entrenar mucho. Me dediqué a nadar sin traje por mucho tiempo. Salía con las manos congeladas y sin poder hablar porque la lengua y los labios no se movían, tiritando como loca, con suerte podía caminar. Era un gran obstáculo personal, era chica y a mi corta edad estaba aguantando cosas muy fuertes”.

“He logrado tantos cruces y experiencias deportivas a mi corta edad y hay ciertos problemas que se repiten. Obviamente el principal es la falta de apoyo económico, ya que eso solucionaría todo lo demás. Otro muy importante es la crítica de los demás y la envidia, las promesas que no se cumplen, la falta de entrenadores y personas capacitadas para el deportista, como también la alimentación necesaria”.

 

¿Por qué y cuándo cruzar el estrecho de Gibraltar?

“Los temibles vientos que soplan durante todo el año y las fortísimas corrientes cambiantes son los principales impedimentos para cruzar nadando el estrecho de Gibraltar. Sin duda existen retos en aguas abiertas más duros, pero este aspecto de incertidumbre meteorológica, junto con el aliciente de nadar de un continente a otro son algunas de las razones que hacen de esta travesía uno de los retos más atractivos del mundo”.

“Los mejores deportistas del mundo han hecho este cruce. Es el más honorable titulo que tiene un nadador, incluso los que no hacen travesías lo han intentado, ya que es tan difícil y famoso que son pocos los que lo logran y menos todavía los que hacen marcas y buenas actuaciones estando allá. Es un titulo mundial que todo nadador quiere tener. En Chile sólo 2 nadadores lo han logrado: el legendario Víctor “Tiburón” Contreras y un valdiviano que lo logró hace poco. Ninguna mujer en toda América Latinoamérica lo ha hecho, menos una joven de 17 años. Este cruce podría colocarme en la cima de las nadadoras de travesía, pasaría ser casi una leyenda, además de traer reconocimiento a Chile por algo bueno y limpiarnos así de tantas catástrofes de este año y de la mala impresión que tienen los españoles de nosotros”.

“Sin duda uno de los mayores miedos de los deportistas al cruzarlo son los cetáceos y animales con los que se pueden encontrar: tiburones blancos y azules (muy peligrosos, el lugar está infestado de ellos), peces de gran tamaño, medusas e incluso delfines. En teoría estos animales no debieran atacar al nadador, pero muchos prefieren no arriesgarse. El agua, a pesar de tener alrededor de 20 grados Celsius se vuelve helada para el nadador después de tanto tiempo y muchos salen con principio de hipotermia”.

“Yo sé que como deportista y nadadora de toda la vida lo lograré. No será fácil, es cierto, pero tengo plena confianza en mis capacidades. De hecho si logro juntar dinero quisiera intentarlo ida y vuelta. Y si tuviera más recursos podría  hacerlo ida, vuelta e ida nuevamente. Es tanto lo que confío en mis capacidades que sé que lo lograría”.

“Cuándo cruzarlo…la idea era hacerlo el año pasado, cuando recién cumplí 16 años, porque habría sido la mujer más pequeña. A los 17 todavía sería la más pequeña, pero quizá no sea la misma expectación. Por lo mismo quiero hacerlo doble o triple. La fecha perfecta es hacerlo los primeros días de septiembre, porque en España es verano, el agua es más cálida, hay mucha niebla, pero según la federación es la mejor época. El otro gran problema es que pasan muchas embarcaciones de gran tamaño, sobre todo en verano, pero son riesgos que hay que correr. La federación da la fecha más o menos exacta, ya que el clima cambia muy rápido. Lo que me preocupa en este momento es que hay que hacer las reservas pronto, ya que son muchos los deportistas que envían solicitudes y sólo dan unos 30 cupos”.

“Todo el sacrificio de estos años de entrenamiento se verían reflejados en este importante cruce. Todos los años de disciplina, de cuidar mi alimentación, de involucrar a mi familia en esto ocupando tiempo y recursos. Por supuesto todas las puertas que hemos golpeado sentiría que valieron la pena”.

“Si bien éste  no es el cruce más importante que deseo intentar, ya que el canal de La Mancha es el peor de todos, es muy importante, porque si lo logro conseguir los recursos para el próximo sería más fácil”.

 

Lo que necesito para lograrlo…

“Destaco cosas que son muy importantes para lograr el cruce:
 
En el correo que me envió el presidente de la asociación me dice que el costo oficial del cruce son 1500 euros y que me lo puede rebajar a 1200.
El hospedaje según las cotizaciones de mis amigos de Valdivia sería de 1.125.000 por 19 días.

El presidente de la federación me recomendó que buscara los precios de la hostal Alborada, Alameda y Mirada.
 
Coticé el hostal Alborada y el precio por

9 noches sale 765 euros (512.036, 465 pesos chilenos)
7 noches sale 595 euros (398.250,584 pesos chilenos)
12 noches sale 1020 euros (398.250,584)
20 noches 1.125 euros.

El pasaje de avión para dos personas Stgo-Madrid-Stgo sale $2.362.432 con la tasa de embarque incluida”.
 

Costes:

Embarcaciones y tripulación...........X...............1250 euros (845671.945 pesos chilenos)

Tasas de documentación y certificados....X........200 euros (135307.405)

doble cruce (adicional) .................x........ ......1400 euros

Disponibilidad Médica (obligatorio).......X............50 euros  (33826.984)

Sesión de entrenamiento ........................ ......300 euros (202961.373)

            TOTAL .........1800 EUROS.......................(1.685.767,170)

 
“Este cuadro muestra el costo del cruce más detallado.
 
Nuestro viaje comenzaría en Santiago hasta Madrid, luego tendríamos que viajar al municipio de tarifa que es de la provincia de Cádiz en Andalucía.  El cruce se realizaría desde punta de Cires (Marruecos) hasta punta de Oliveros (España) La distancia son 7.8 millas (14.4 kilómetros), pero debido a las fuertes corrientes que se producen por las dos grandes masas de agua se nadan aproximadamente 18.5 a 22 kilómetros. La corriente es de 3 nudos (55 km/h), pero puede llegar a ser más fuerte. El agua tiene una temperatura de 15 grados en invierno y 22 grados en verano. El mes más apropiado para el cruce es en septiembre ya que en agosto se presenta mucha niebla y gran cantidad de  turistas, por lo tanto todo sube de precio, además de coparse los alojamientos (según la federación).
 
Víctor “Tiburón” Contreras lo cruzó en un tiempo de 3:27 minutos, pero salió de Almanza y lo hizo cuando tenía 34 años.
 
Luego de que un amigo fuera a cruzar me resumió lo siguiente:

El costo para tres personas más o menos fue de 10 millones de pesos. Hay que considerar que España está pasando por una crisis económica y encontramos valores más bajos de lo habitual. No sabemos el próximo año.

Para ustedes que son dos personas creemos que sería bueno contemplar 6 a 7 millones de pesos aproximadamente para considerar unos 15 días en España”.

 

Colabore

La Sociedad de Escuelas Católicas Santo Tomás abrió una cuenta especial para que Milenka pueda llevar a Chile a la cima del deporte mundial. Si desea colaborar puede hacerlo en la cuenta del Banco de Chile, N° 67 975 – 05, RUT 82.882.600-K. Mail solcea@secst.cl