Diciembre 2009 / NÚMERO 34

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La piedad popular y las mandas

La celebración de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción  pone de relieve no sólo la devoción  mariana, sino que toda la expresión de la piedad popular, tan arraigada en nuestro pueblo. A ello se refiere el rector del Santuario Nacional de Maipú., Padre Carlos Cox, en la siguiente entrevista.

¿Cómo aprecia el momento actual de la piedad popular en Chile?

La piedad popular es una expresión de fe, en ella hay siempre una raíz evangélica. Por ejemplo, está detrás de esa expresión la creencia –fe-, la confianza –esperanza- y la experiencia también afectiva de que Dios está y actúa con su pueblo. Si yo peregrino a un santuario es porque tengo fe de que voy a tener una experiencia de encuentro con Dios allí, aunque Él está en todas partes, pero ahí, en un santuario, hay una densidad del encuentro con Dios, que tiene que ver ya sea con un hecho milagroso (Fátima, Lourdes, Guadalupe) o con la experiencia de un pueblo rezando en un lugar (Lo Vásquez, Schoenstatt).

Incluso Aparecida habla de “espiritualidad popular”. Es una forma de vivir la experiencia religiosa global, pero con el acento de un cierto carisma. A veces no se alcanza a comprender y descubrir la profundidad religiosa que está en muchas manifestaciones que a uno le parecen muy extrañas.

¿Qué valor tiene esta expresión popular de fe en un mundo que cada vez se seculariza más?

El mundo se seculariza al mismo tiempo que hay lugares donde hay una densidad religiosa más fuerte. Puede crecer la secularización en Chile, pero las estadísticas dicen que los santuarios crecen más, porque la búsqueda y el ansia del encuentro con Dios pertenecen al inconsciente del ser humano, está en su naturaleza. Lo que yo no expreso en mi lugar de trabajo o en mi casa, en el santuario sí lo puedo expresar. La Virgen tiene un poder de convocatoria muy fuerte.

¿Es distinta la piedad popular de la liturgia oficial de la Iglesia?

La liturgia tiene un cierto formato, la expresión popular es mucho más abierta. El lenguaje popular quiebra a veces el marco del estilo normal de un pueblo. Los cuasimodistas, los cantores a lo divino tienen una fuerza expresiva muy grande. La piedad popular tiene el don de desplegar  mucho más la sensibilidad (DA 263).

¿Cómo aprecia la realidad de las mandas?

Las mandas tienen una estructura de alianza, que tiene algo que uno podría pensar que es una estructura de compra-venta o de regalo, yo doy, tú das. Mirada desde afuera, la manda  puede parecer una estructura de compraventa, te doy si tú me das, pero tiene mucho más una estructura de regalo: “Yo te pido, por favor, virgencita, que me ayudes en este problema, y en la medida que voy experimentando tu regalo yo te voy a hacer un regalo que yo sé que no es nada frente a lo que tú me das”. Es ser agradecido. No está comprando el favor, sino que lo está pidiendo, y responde agradecido con otro regalo. El tema se mueve mucho más en la  línea del regalo. Por eso hay que educar, que no es compraventa. Además, que ese regalo tenga un sentido. Por ejemplo, en vez de regalar flores, velas o una plaquita, que den alimentos no perecibles para familias más pobres. O regalos de Navidad para niños, como lo hacemos desde 15 años aquí en el templo.

La manda es una expresión de confianza en Dios, existe confianza en la acción de Dios, que se mueve mucho más en la línea del regalo. Por eso hay que educarlo, en el sentido de que no es una compraventa. También que ese regalo de gratitud sea, por ejemplo, alimento no perecible u otros artículos para los más pobres.

¿Qué piensa de las personas que mortifica su cuerpo para cumplir estas mandas, que avanzan cuadras de rodillas o que las velas derretidas en sus manos les queman la piel?

Muchas veces es querer experimentar el dolor por otro dolor causado. Mucha gente que va de rodillas porque golpeó a alguien en la casa, a su mujer o a su hijo. Dicen: “Me tiene que doler pedir perdón. ¿Cómo lo hago? De esta forma, y la Virgen me va a entender que esto que le ofrezco es porque sé que yo causé un dolor y tengo que sentirlo yo también”. Esa mujer que viene de rodillas con  niño es, tal vez, porque quiso abortar. Es un castigo que la propia persona decide aplicarse porque le hizo un mal a otro. Hay una psicología muy sana detrás de todo esto, y sanadora desde el punto de vista psicológico, porque asumo parte del dolor que causé, no me lavo las manos, tiene mucho de autopenitencia.

Esto pasa con cualquier ser humano, que busca por estos medios expiar su culpa.

¿Qué palabra tiene la Iglesia frente a los que castigan su cuerpo en el cumplimiento de mandas?

Hay palabras y actitudes de Jesús. “Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo los  aliviaré”. La experiencia cristiana manifestada en Jesús es la del Hijo Pródigo, del perdón, la alegría del que vuelve a la casa del Padre. De Jesús, que es Él quien carga sobre sí nuestros pecados y los entrega al Padre. Esto es lo que hay que evangelizar, especialmente con gestos, mostrar la misericordia y la gratuidad del amor de Dios.