Diciembre 2009 / NÚMERO 34

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Pbro. Rodrigo Tupper, Vicario de Pastoral Social y de los Trabajadores
Navidad, tiempo de esperanza

¿A qué nos invita la Iglesia en Navidad?

El tiempo de Navidad es maravilloso porque es siempre un momento de esperanza. De esperanza para muchas cosas en la vida. Estamos a fin de año, uno empieza a proyectar el siguiente, uno mira las cosas que pasaron en el año y ahí descubrimos regalos, dones, la Gracia de Dios que ha actuado en nuestra vida y también las cosas que no han sido positivas, que uno quisiera cambiar. Es un momento interesante para revisar la vida, para proyectarla. En ese contexto la Navidad nos viene muy bien porque es el gran tiempo de la esperanza que nos regala Dios para el mundo. Nace Jesús y con él nace el don de la vida verdadera, plena para todos nosotros y por lo tanto es una inmensa invitación para que cada uno pueda descubrir el don de vida plena que Dios quiere para nosotros. Socialmente nos preparamos también y viene mucho ajetreo, mucha locura de fin de año y es la gran oportunidad para volver, una vez más hacia el Pesebre de Belén. Cómo quiere Dios hacerse hombre, cómo nace Jesús y por lo tanto intentar vivir de acuerdo al modo que Dios quiere hacerse presente en el mundo.

¿Cuál es el sentido de los regalos?

Uno insiste en la importancia de vivir una Navidad con sentido, con sobriedad, donde lo realmente importante vuelva a ser el nacimiento de Dios en mi vida. Cuando hago un regalo, que es precioso, a mí me encanta recibir regalos y a uno también le gusta hacer regalos, tiene un sentido de cariño, es la expresión de un afecto. No se paga una deuda con un regalo. (Es necesario) que esa expresión sea adecuada para mi vida. Hacer regalos desproporcionados, endeudarse, quedar encalillado por no sé cuántos meses para hacer un regalo, de verdad que no tiene sentido. La invitación siempre es volver a invitar a poner sentido a todas las cosas que hacemos. Ojalá que la Navidad sea la oportunidad para el encuentro familiar, que como familia conversemos dónde nació Jesús durante el año y dónde nos gustaría que naciera el próximo año. Que sea una oportunidad tranquila para conversar, rezar juntos y permitir que Jesús nazca de nuevo.

¿Cuáles son los aprendizajes para Navidad en un año de crisis?

Desgraciadamente hay miles de personas que viven permanentemente en crisis económica y que nunca logran salir de ahí. Que además son las familias que estas mega crisis económicas las golpean con mucho más dureza. Va a pasar la crisis y miles de familias chilenas van a seguir viviendo en crisis. Creo que las expresiones de solidaridad que se han dado por la crisis y que, gracias a Dios, han sido muchas, son un gran aprendizaje en el sentido de volver a descubrir cuáles son las cosas esenciales para la vida. Para algunos significó dejar cosas superfluas, pero para otros significó tener que disminuir drásticamente la calidad de su alimentación. La crisis ha golpeado de muy distintas maneras. La gran oportunidad que nos deja la crisis es mirar con ojos de cercanía, de cariño, de justicia a los que viven en crisis permanente y que están muy cerca nuestro. También el compartir en la solidaridad. A compartir de lo que tengo para que otros tengan lo mínimo para vivir con dignidad. En esa relación de solidaridad crecemos todos: el que da y el que recibe. Una crisis es una oportunidad, el crecimiento pasa por una crisis. Una crisis como la que hemos vivido nos deja la oportunidad de desarrollar proyectos de vida desde el ámbito de la solidaridad. Puede ser una buena herencia que nos deja la crisis. Las herencias las podemos aprovechar, multiplicar o despilfarrar y me encantaría que las herencias de esta crisis sean oportunidades para multiplicar la solidaridad, la preocupación por la justicia y la necesidad de tener una mesa para todos.

Navidad es también tiempo de familia de encuentro ¿cuál es su invitación a las familias para aprovechar este tiempo de Navidad?

Adviento es precioso porque es progresivo. Nos vamos preparando de menos a más. Ojalá que la celebración de Navidad no sea sólo el 24 en la noche y el 25 sino que desde el primer domingo de adviento podamos preparar el ambiente de Navidad. Hay iniciativas que son muy bonitas: el pesebre que podemos empezar a armar en familia, con los niños y cada domingo, en el contexto del almuerzo familiar, podemos ir agregando más piezas al pesebre para llegar la noche del 24 cuando ponemos al Niño Jesús. También podemos pensar en hacernos regalos confeccionados por nosotros mismos, además del que podamos hacer comprado, sería fantástico incorporar un regalo hecho por mí: una carta por ejemplo, porque no se trata de cosas complicadas, ofrecer algo de mi tiempo para alguien de la familia, pueden haber muchos gestos pequeños que nos pueden ir ayudando a  prepararnos para Navidad.

Cuando uno piensa en un regalo, una posibilidad es ir y comprar lo que se nos apareció encima, pero la gracia del regalo es que tengo delante de mí a una persona que quiero hacer feliz con ese regalo. Es una oportunidad para pensar en ella, para rezar por ella.

En la carta puedo ofrecer algo a alguien de mi tiempo, de mi talento, de mis capacidades, en el transcurso del año. Lo central es que sea un tiempo de familia.

Es un tiempo para reencontrarse. La Navidad tiene el efecto maravilloso de traernos la paz de Dios. Es una oportunidad para pensar en un familiar que hemos tenido una relación difícil durante el año, en el matrimonio, con los hijos, para saber pedir perdón y perdonar. Sería fantástico que en alguna de las mesas familiares del domingo previas a Navidad un domingo sea el del perdón donde nos pidamos perdón por las cosas que hemos hecho quizás sin darnos cuenta y que alguien pida el perdón de alguien. Estas son actitudes que nos ayudan a fortalecer los vínculos familiares y eso es esencial.

Hay muchas personas que pasan solas la Navidad, gente que la pasa en la cárcel, en los hospitales, hay quienes no tienen familiares y la Navidad tiene que ser una oportunidad para todos. Entonces los que tenemos familia tenemos la oportunidad de acoger o de preocuparse por alguien que va a estar solo. Podemos tener un gesto familiar con esa persona que está sola. Hay muchas iniciativas como esta para que la Navidad tenga un sentido para todos.

¿Por qué es central el nacimiento de Jesús para los cristianos y para la humanidad?

Porque Dios quiso hacerse presente en la historia humana a través de su hijo Jesucristo y de una manera tan impresionante que nos vuelve a admirar siempre. En primer lugar hizo depender esa entrada de Jesús en nuestra vida para que pudiéramos encontrar vida en plenitud, para que pudiéramos encontrarnos con Dios. La gran clave de la vida cristiana es nuestro encuentro con la persona de Jesucristo porque nuestra vocación más profunda es a la eternidad, el don de la trascendencia que nos regala Dios. Para que nosotros pudiéramos encontrarnos con la trascendencia, para encontrarnos con el mismo Dios y unir nuestra vida con la de él, él se hizo el encontradizo, vino a nuestro encuentro para no andar a tientas sino que lo pudiéramos ver y tener esa experiencia de encuentro personal con él. Nos permite ese encuentro a través de su Palabra, de los sacramentos, del amor a los más pobres, especialmente, que es donde se ha querido quedar de manera privilegiada en este tiempo de la historia.

Todo eso Dios lo hizo depender del sí de la Virgen María. Nada de esto hubiese pasado si la Virgen María no hubiese estado disponible para que ese plan de salvación pudiera hacerse realidad. Hoy Jesús sigue haciendo depender su plan de salvación de nuestro sí, si abro mi corazón para que Jesús vuelva a nacer en mi propia vida. No es un Dios que irrumpe de manera violenta en mi existencia, sino que me invita a decirle sí a su plan de salvación y encontrándome con él pueda tener el don de la vida eterna. Por eso es esencial. Sin el nacimiento de Jesús no tenemos cómo encontrarnos con Dios ni cómo llegar a la vida eterna.